VS.
Los equipos debían estar formados por 6 jugadores ( 5 en el campo más el arquero), con un ilimitado número de suplentes (que en el caso del conjunto visitante debió ser conformado en gran parte por los “brothers”, es decir hermanos de los titulares) y de cambios para realizar. Además alrededor de la cancha había unos muros de aproximadamente un metro de altura que impedían que la pelota saliera del campo de juego haciendo a este encuentro muy dinámico y en constante subida y bajada del balón a través del campo de juego (cuando la pelota superaba el metro de altura o tocaba el techo, se efectuaba un lateral, un tiro libre, un saque de arco o un corner dependiendo de la situación).
Y así comenzó el partido siendo los titulares Luke Glinski, nuestro arquero que demostró que el ser de cuerpo grande no te impide atajar bien (nos hizo acordar al gordo Fonton, otro genio), Martín, apodado “rodilla resbaladiza” Ruda, Francisco, “teja” López de Tejada, Felipe, “Leandro albino” Lázzaro, Ignacio, “el nacha” Ibáñez y Juan Ignacio, “el kajinco” Velcoff. En el banco quedaron alentando al equipo el resto de los argentinos con algunos de sus hospedantes.
Acostumbrados a arrancar con todo, el equipo visitante se lanzó con fuerza al ataque aunque por desgracia un tanto desorganizado y sin lograr muchas jugadas efectivas. Debido al dinamismo de este encuentro antes descripto, en pocos minutos fueron necesarios algunas sustituciones en ambos equipos. A pesar de los esfuerzos de la defensa y las lindas jugadas de gran calidad que se observaron el conjunto argentino la balanza en el comienzo apuntaba para los locales que demostraban un gran desempeño futbolístico y trabajo en equipo.
Sin embargo, cuando el conjunto visitante comenzó a instalarse en el juego y a transpirar la camiseta, la situación cambio. En una serie de deslumbrantes jugadas de nuestro profesor Fernando, “me dicen Fefo” Rodríguez combinadas con distintos jugadores el equipo argentino logró empatar y dar vuelta el marcador (además se debe mencionar la gran actuación de la defensa y del arquero Luke a la hora de evitar que el equipo contrario marcara). Así el juego continuó de manera rotativa con momentos en que se jugaba de manera defensiva y otros en los que se buscaba el gol, con grandes jugadas de ambos equipos y demostraciones de buen futbol que complicaban la tarea de las defensas.
Cabe destacar ciertas “vivezas” que algunos miembros del equipo argentino realizaron como dos penales que se hizo cobrar a favor el nacha (de los cuales lamentablemente erró uno y el otro lo metió fefo) y una falta sospechosamente cobrada a favor del jugador fefo. Además debo nombrar a la fervorosa hinchada argentina que se hacia notar con sus cantos de aliento en el banco suplente ganándose el corazón de los espectadores y el apoyo incondicional de la profe Marian, su familia y las familias hospedantes que sembraron la motivación a los protagonistas de este encuentro.
Al faltar tan sólo cinco minutos para finalizar el encuentro (de aproximadamente una hora y media), el marcador se encontraba en 20 para los dos equipos y ninguno de los dos conseguía marcar el gol de la victoria, hasta que en una pelota parada la persona quien pone los puntos, Fefo Rodríguez aprovechando la distracción del arquero contrario quien había abandonado su arco (creo que tuvo un 3,50 de puntaje) anotó el que sería el último gol del partido que le daría la victoria a su país por sobre los Estados Unidos de Norteamérica.
Y así, la gloria de este impresionante encuentro se la lleva el equipo argentino que triunfó 21 a 20 (no fue fácil, hay que admitirlo). Boston se ha vestido de albiceleste.